ANALISIS PAULO HENRIQUE GANSO

Con 20 años debutaba con la selección absoluta de Brasil y se alzaba con la Copa Libertadores de Sudamérica. Su sociedad con Neymar era digna de elogio no solo de su torcida, muy lejos de su Brasil natal- en Europa- también se hablaban maravillas de él y en las agendas de los mejores clubes del viejo continente su nombre aparecía marcado en rojo. Todos esperaban que se convirtiera en el próximo fenómeno desde la mediapunta llevando a sus espaldas el diez de la verde-amarelha, y recogiendo así el cetro que años anteriores portaron Kaká y Ronaldinho Gaucho-aunque con matices diferentes a los de estos dos genios-. Pero, tras el mágico año 2010, a finales de Agosto se rompía los ligamentos cruzados. Tras pasar cuatro años en Sao Paulo, traspasado por su inicial Santos, a la edad de 26 años cruza el charco para jugar en el Sevilla. Lo hace bastante más tarde de lo esperado, aquella lesión en su rodilla frenó en seco su progresión futbolística y su proyección hacia Europa. De esta forma, Paulo Henrique Ganso llega a nuestra liga para enseñar la magia de su fútbol, en parte recuperado, y con la intención de dar un paso más en una carrera que no ha sido como casi todos vaticinábamos, ya que parecía destinado a jugar en un grande de Europa mucho más joven.

Antes de nada quiero dejar patente que es muy posible que en mi valoración sobre Ganso no sea totalmente objetivo, aunque intentaré hacer un ejercicio de honestidad lo más grande posible para ser lo mínimamente posible subjetivo. Pero con Paulo Henrique me ocurre que la carga emocional que me produce su juego me nubla, en parte, la valoración real sobre él. Es de esos futbolistas que forman parte de tus preferidos, de esos menos de diez elegidos que cada uno tenemos como muy especiales y que nos producen sensaciones diferentes al resto. Y eso nos ocurre con estos futbolistas aunque sean inferiores a otros en rendimiento porque nos proporcionan unas sensaciones y emociones diferentes al verlos jugar- sirva como caso extremo años atrás para ejemplificar esto el de Marama Vahirua como uno de mis predilectos en Nantes o Niza y posteriormente como compañero de ataque de Gameiro en el Lorient , jugador que para el 99% de los lectores de este artículo será un completo desconocido-.

Ganso no deja indiferente. Para lo bueno o para lo malo. Porque su talento descomunal hace pensar que si tuviera más constancia sería uno de las grandes figuras del fútbol mundial y hoy día está lejos de ello, no es máxima élite-no está dentro de los 10-15 mejores jugadores del mundo- como muchísimos pensamos en sus primeros años que podría ser ahora mismo. Pero sin esa falta de constancia es muy posible que fuera un jugador fuera del mercado del Sevilla. El club de Nervión le va a proporcionar un hábitat muy positivo para él, Sampaoli  tiene una hoja de ruta especialmente preparada para su figura-así se desprende de las declaraciones en su presentación o de su agente- y sus compañeros son de esos que entienden su idioma: gusto por el toque corto, la asociación, los apoyos o el ofrecer soluciones al poseedor del balón. Ahora es su turno para aprovechar al máximo todo este entorno que le puede permitir desarrollarse de la mejor manera posible.

Este es el ejercicio de honestidad al que me refería anteriormente, puesto en liza el cual, pasamos a relatar qué tipo de futbolista es Paulo Henrique a día de hoy.


Ganso ha venido jugando en Sao Paulo en la mediapunta central de un sistema 1-4-2-3-1 que en defensa le liberaba del repliegue y del trabajo defensivo en una variante 1-4-4-2-permitiendole actuar como delantero-. Pero desde ahí puede desarrollar su fútbol por todos los lugares que le parecen oportuno. El ´10´campaba a sus anchas por los campos de Brasil y Sudamérica apareciendo en los espacios que él considerara los mejores para su juego. Es normal verlo caer a ambas bandas, aunque con una mayor frecuencia hacía la derecha para tener mejor orientación hacía el pasillo central y desde ahí dar pases profundos al espacio o cambios de orientación con esa precisión que tiene en su zurda. Tampoco rehúsa aparece a cualquier altura dentro del césped, aunque su tendencia más pronunciada es a hacerlo en campo rival preferentemente. Pero por no ello se le ha dejado de ver apareciendo muy cercano a su defensa o en mediocampo de manera puntual.


Casi siempre en apoyos, casi nunca en profundidad, Paulo Henrique se ofrece a sus compañeros para tratar de mejorar siempre la jugada-algo que suele ser norma general-. La mayor parte de las veces en corto, incluso a un toque con taconazos incluidos, Ganso toca la pelota para dar continuidad al juego con los cercanos, pero sin desdeñar los cambios de orientación precisos y los desplazamientos a la espalda de defensas adelantadas. Cuando el balón pasa por sus botas, sus pases hacen que la situación sea mejor para su compañero la mayor parte de las veces y en un gran porcentaje son realizados hacia adelante.



Cuando el ataque se asienta en campo rival es habitual ver a Paulo Henrique aparecer por detrás de la línea de balón y no solo ofreciendo apoyos entre líneas o en bandas por delante del juego, tampoco es excesivamente agresivo a la hora de atacar la zona de remate si el equipo consigue profundidad por bandas.


Ganso respira desde los apoyos al poseedor del balón, los toques en corto, los pases profundos y el desborde cuando recibe en zonas adelantadas laterales. No es un jugador de ruptura, le falta velocidad para ello, además de no sentirlo como natural en su fútbol. En una frase corta podemos concluir sobre él que  vive desde y para tener el balón, tocarlo y mimarlo. Pero si existe una situación en la que se transforma y gana en agresividad sin pelota. Cuando ofrece un pase profundo a banda, sí que le vemos llegar a zonas de remate. Transmite, con esto, como si necesitara primero entrar en contacto con el cuero para acercase al gol.



Hasta ahora hemos presentado a Ganso desde una visión más táctica. Sin embargo donde realmente abre el tarro de las esencias es desde el punto de vista técnico. Visión de juego y precisión en los envíos, ahí radica una de las grandes virtudes de Paulo Henrique y que le hacen destilar eso que decíamos antes que tenía, magia.

Cuando su equipo se encuentra ya posicionado en campo rival podemos entender el porqué de buscar principalmente ser un jugador de apoyos y que aparece por detrás de la línea de balón. Aquí reside su calidad diferencial, en ver los desmarques de los compañeros y los espacios que casi nadie ve para habilitarlos entre rivales. Y en ponerles la pelota justo donde la ponen los que son diferentes. Su calidad en el pase profundo y su último pase son una de las grandes marcas distintivas de su juego. Por ello es un futbolista que marca un registro de casi tres pases que ponen en situación de gol a sus atacantes durante los últimos 15 partidos donde hemos analizado sus estadísticas.


La otra cualidad que le otorga esa distinción de jugador diferente es su capacidad para dar la pausa al juego, juntar rivales en torno a él, fijar su posición y atraer su atención para que un compañero pueda atacar los espacios a su espalda. Luego su visión y calidad en el envío profundo hacen el resto para que el ataque progrese y se acerque a portería rival. Eso también explica que le guste caer a los costados, desde ahí puede habilitar a sus laterales o extremos para que ganen profundidad por fuera, donde es más sencillo que en el centro ganar metros a la espalda de la defensa.



A la vista del análisis que estamos haciendo, Ganso es un futbolista de los que proporcionan presencia en cualquier zona del campo y capacidad para desbordar desde el pase-también desde el regate, aunque sea una alternativa de menor uso para él-a las defensas rivales. Sin embargo, desde su fichaje, han salido a la palestra diferentes opiniones que mostraban las dudas sobre su capacidad para rendir a un ritmo de juego europeo por la posibilidad de defensas más organizadas y una velocidad más alta en los encuentros. El problema, desde mi humilde punto de vista, no es tanto de la posible ausencia de ritmo, intensidad o velocidad en Paulo Henrique. La cuestión a valorar es otra.

Hay dudas, sí. Pero se derivan más de la consistencia de su juego y de su nivel de participación que desde el ritmo propiamente dicho. Es cierto que Ganso no es un futbolista de máxima intensidad en sus acciones, ni que destaque por su velocidad en conducción-problema que suple de sobra por su talento para conducir y esconder la pelota de los rivales, además de su regate-. Aunque el problema que puede presentar su salto al fútbol europeo es otro.

En Sao Paulo hemos visto que el mediapunta juega gran parte del desarrollo de los partidos sin correr a máxima velocidad, sus carreras no son habituales. Pero lo que más podemos destacar negativamente es una cuestión de dinámica dentro del juego. Paulo Henrique es futbolista de los que suele empezar una jugada en un carril-bien lateral o bien central- y la termina en el mismo en la mayor parte de las situaciones de juego. Ofrece un apoyo en banda y allí se queda hasta que la jugada finaliza, si recibe en una zona central, permanece en ella sin continuar dando los apoyos  laterales al juego que su calidad nos hacen pensar que debe hacer.

Eso le resta presencia continuada, sus acciones no son constantes, de ahí que hayamos hablado a lo largo de este análisis de sus problemas de consistencia en el juego.

Ganso no se ha mostrado demasiado dinámico en sus últimos tiempos. Y eso se traduce en que su volumen de participación en el juego es bajo para la cantidad de cosas que puede ofrecer. Por eso mucha gente concluye que su fútbol está basado más en detalles que en mantener el peso creativo de su equipo. Lo cual es cierto, pero no por las cuestiones que muchas veces se explican.

¿El Brasileño no realiza esfuerzos a intensidad alta? Es algo que se ha dicho de él, aunque no es cierto. Incluso desde el punto de vista defensivo lleva la presión al portero rival o es capaz de correr hasta área propia en una persecución de un contrario haciendo una cobertura defensiva. La cuestión es que mide demasiado los esfuerzos que realiza y transmite una sensación de falta de fondo físico para mantenerlos. Podría ser que la exigencia del fútbol sudamericano no le obligue a ello o podría ser una cuestión física. Esto no lo sabemos.

Este Ganso que hemos visto últimamente en Brasil adolece de la constancia para mantener todas sus virtudes siempre presentes y aparecen más latentes que en acción. Cuando su nivel de participación aumenta es capaz de casi duplicar su número de pases-que ronda en torno a los 40 de media por partido en sus últimos 15 encuentros-, su brillo se dispara y no se le asocia sólo al detalle ganador. Si Ganso tuviera un volumen de pases en torno a 60-70 la valoración sobre él cambiaria bastante, y en un equipo de posesión como pretende ser el Sevilla quizás sean cifras que no se puedan considerar complicadas de conseguir.

Alternativamente a conseguir que la presencia en el juego del brasileño crezca, podría estar reducir su campo de acción y convertir su fútbol en más específico. Por eso es posible que aquello que hemos escuchado sobre las ideas que tiene Sampaoli hacia él, dándole la función de organizador algo más retrasado, tenga su fundamento en que concentre sus apariciones en un espacio menor y de esa forma sean más determinantes en una determinada función.

No es menos cierto que en Sevilla también va a encontrar algo que no tiene al mismo nivel en Sao Paulo, muchas opciones de asociación y apoyos en sus compañeros, lo cual le pueden ayudar a ser más participativo. Pero al final será Jorge Sampaoli el que ubique las piezas del puzzle que ahora tenemos muchos en la cabeza sobre qué va a terminar ofreciendo Ganso al juego del Sevilla.  

Sea cual sea la decisión del técnico sevillista, ojalá podamos disfrutarlo en su máxima dimensión porque así nos vamos a divertir muchísimo todos. 

3 comentarios:

  1. yo lo sigo viendo de mediapunta, por delante de dos MC, uno destructor y uno mixto. ofensivamente tendrá libertad por todo el campo de ataque y su tendencia a la poca participación se verá compensada porque sus pases son más decisivos de cara a gol. defensivamente, jugando de MP puede ir a la presion tras perdida, corriendo siempre hacia adelante, mayor rendimiento con menor desgaste. pero en España los "doble-pivotes" muerden. hay que tener presencia física para dominar los partidos desde ahi. dejar a un MC solo ante cualquier pérdida hará que nos ataquen en tromba y en inferioridad. solo si muestra una disciplina tactica 100% desde el primer día seria considerable ponerlo como MC de posesión. esto es dificil de pensar a dia de hoy, veremos.

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    1. Yo lo veo igual que tú. A ver el plan que tiene Sampaoli para él
      Saldremos de dudas ahí

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    2. No cabe duda de que es la zona en la que siempre se ha desarrollado, y que más protege su falta de ritmo y de intensidad. El mediocentro exige un volumen de juego que no sabemos si podría soportar Paulo Henrique Ganso.

      Muchas ganas de ver los primeros partidos a ver dónde consigue desarrollarse.

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