La Ligue 1 francesa es un campeonato especial. Sin embargo,
el hecho de que desde que el acceso por televisión al fútbol europeo es
relativamente factible en España sea una competición dominada con tiranía, le
resta acercamiento al consumidor medio de fútbol de nuestro país. Primero Lyon,
con sus siete ligas consecutivas, y actualmente el PSG han tiranizado una
competición en la que se sabía-y se sabe- quién va a ser el campeón casi antes
de que esta comience. La Premier o la Bundesliga han ofrecido en los últimos 15
años muchos más alicientes para el espectador español que cualquier otro campeonato
fuera de nuestras fronteras.
A pesar de ello, es una liga donde aparecen en cada rincón
del país futbolistas que dan un gran rendimiento fuera del Championat, en otras
competiciones mucho más poderosas desde el punto de vista económico. Monchi,
como director deportivo del Sevilla, vio allí un potencial mercado en el que obtener
jugadores de calidad a un precio bastante competitivo para el rendimiento
ofrecido. Cierto es que la Premier también puso sus ojos allí y ello produjo
que cada vez resulte más complicado encontrar un mirlo blanco al que fichar. Pero
el gurú sevillista no ha dejado de sondear a fondo el campeonato galo para
confeccionar sus plantillas, dando la mayoría de las veces con la tecla
adecuada para lo que el club de Nervión necesita.
Bajo esas premisas, el último llegado desde Francia a la
plantilla del Sevilla FC es nuestro protagonista hoy, Wissam Ben Yedder. Un
delantero de poco nombre para el espectador neófito en fútbol francés, pero de
reconocida reputación en el campeonato galo. 60 goles en cuatro temporadas a
las que hay que sumar 20 asistencias, suponen una carta de presentación muy
interesante. Más aún si se hacen en un club de los poco poderosos en el
Championat actual, de carácter mediocre y cuyas aspiraciones clasificatorias no
son demasiado elevadas.
Este domino de ambas piernas se traduce en que puede
aparecer en cualquier parte del frente del ataque de manera indiferente y tener
salida en el desborde por ambos perfiles, aunque-como comentamos con
anterioridad-en los regates y conducciones prioriza la utilización de la pierna
izquierda. Otro aspecto que le otorga la posibilidad de golpeo con ambos pies
es su capacidad de resolución. Podemos decir que Wissam es un muy buen
definidor delante del portero rival, buscando preferentemente la diagonal al palo
largo pero con el disparo raso. Obtiene la gran mayoría sus goles ajustando su remate a la base del
poste indistintamente con ambas piernas y con preferencia al palo largo, no por
ello dejando de lado la definición al corto si el portero rival no lo protege.
Otro aspecto importante desde el punto de vista
físico-técnico es su velocidad en el giro cuando recibe de espaldas. Cierto es
que no se pega excesivamente a sus rivales para fijarles la posición, sino que
tiende a evitar ese contacto de espaldas, pero cuando recibe de cara a su
portería, la velocidad con la que se da la vuelta es bastante llamativa. Eso
hace que sus desmarques de apoyo sean muy productivos y que no busquen una
devolución a un compañero que juega de cara, sino su propio giro para
perfilarse a portería rival.
A partir de ahí busca el desborde, donde tiene un muy buen
manejo del regate desde parado, o la asociación en corto principalmente para
acompañar o tirar paredes. Su rango de pases no es muy largo, prefiriendo
asociarse con compañeros cercanos. Donde tampoco llama la atención es en la
conducción por velocidad. Tiene desborde, sí, pero no es un delantero de
recorrido amplio con balón, prefiere asociarse. De ahí que al contragolpe no
sea un futbolista de esos que están capacitados para sacar a su equipo de la
cueva a través de una carrera con balón ni recibiendo, girando y habilitando a
un compañero alejado con un pase preciso. Su juego es mucho más productivo cuando no entra en contacto con el esférico que con él cuando está alejado de la portería rival.
Porque correr sin la
pelota, corre mucho. Ben Yedder es un futbolista muy sacrificado cuando su
equipo tiene la posesión del esférico, de esos que barren el frente de ataque
para liberar espacios para la llegada de la segunda línea. Tira indistintamente
desmarques de apoyo o de ruptura, aunque en bastante mayor número al espacio
buscando portería rival. Sin embargo aquí también presenta otro de sus defectos
principales, cae en exceso en fuera de juego. Esto se debe a que no es tan
rápido en arrancada como pudiera parecer y a que su orientación en la jugada
tampoco es la adecuada. Se le puede ver tirar desmarques horizontales, de esos
que dan tiempo al poseedor del balón a verlo y filtrarle el pase profundo, pero
es bastante agresivo atacando la línea defensiva rival, por lo que pica más
verticalmente de cara a portería. Además
le falla algo el timing de arrancada porque prioriza mirar al compañero que le
va a dar el pase que a la situación de la defensa rival, y eso le deja en
offside más veces de las que debiera.
Este es un aspecto de mejora bastante claro en su fútbol,
porque si desarrolla una mayor capacidad para saber el momento adecuado del
desmarque, con su potencia y calidad en
la protección del balón-al manejar el balón con ambas piernas y así alejarla
del rival con su cuerpo-y su capacidad de definición se puede convertir en un auténtico
puñal para las defensas rivales adelantadas, obligando a tener que vigilar su
desmarque de ruptura.
Ese continuo nervio para tirar desmarques y estar casi
siempre en movimiento en todo el frente de ataque convierten a Ben Yedder en un
delantero que ofrece al equipo profundidad y amplitud, es decir, genera tiempo y espacio en el ataque
organizado o proporciona una opción de pase profundo al compañero que lleva el
contragolpe. Sin balón es un futbolista con una enorme capacidad para ofrecer
soluciones a su equipo, mientras que con balón tiene un primer desborde muy
interesante y una resolución de cara a portería muye elevada.
Aquí es donde su encaje en el Sevilla parece muy
interesante. La configuración de la plantilla sevillista presenta muchos
jugadores asociativos, con visión de juego pero con predominio de los
desmarques de apoyo y las recepciones al pie. Tener por delante de ellos un
compañero que empuje a las defensas rivales o que las abra-en menor medida,
porque Ben Yedder prefiere picar a portería que hacerlo a la espalda del
lateral rival-y que además te proporcione una opción de pase a la espalda de la
defensa contraria es una bendición para el poseedor del balón. Wissam
compensará con sus movimientos aquellos espacios que deben ocupar compañeros
que, por sus características, tienden a abandonar para estar cercanos a la
pelota.
El ex del Toulouse llega a Sevilla para intentar permitir
que todo el caudal de juego en posesión de balón que atesora la plantilla tenga
un mayor punto de fluidez a través de su sacrificio sin balón. Esto Ben Yedder
lo aceptará con gran agrado, puesto que en Francia ya lo ha hecho y el rédito
obtenido por ello ha sido alto, muchos goles. Los mismos que su nueva afición
espera ver de él, toda vez que parece claro que sus días de segundo delantero
lugarteniente han podido pasar a mejor vida. Wissam ya es un nueve de los que
matan. Y le toca refrendarlo en Sevilla. Así lo esperamos.
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