LA NUEVA JUVE DE ALLEGRI


Apenas quedan unas horas para que la Champions League 2016/2017 aterrice en el Juventus Stadium. A la misma hora de siempre, el himno de la máxima competición continental sonará para la Juventus y el Sevilla FC en el partido de la jornada. La Juventus de Allegri lleva ya unos años en construcción, definiéndose como equipo. El Sevilla de Jorge Sampaoli recién inicia una arriesgada aventura tratando de asentar conceptos y encontrarse a sí mismo. Sin embargo, ambos equipos se someten a una revolución, en cierta medida. La del Sevilla es mucho más radical, cambiándolo absolutamente todo, un all-in de manual en favor de una manera muy particular de entender el fútbol. La Juventus, por su parte, ha vendido a su "estrella" por 120 millones de euros y se ha permitido el lujo de reestructurar posiciones con amplio margen de mejora.

Pogba tiene unas condiciones brutales, pero la Juventus sin él puede pensar en un concepto mucho más coral del juego. Pogba es un ente individual capaz de generar recursos individuales, pero le cuesta producir sinergias, adecuarse a un sistema o poner sus capacidades al servicio del modelo. Su venta ha traído a Gonzalo Higuaín a Turín. Al jugador argentino le persigue, de forma justificada, una mala fama en la Champions League. No parece que tenga el gen de jugador ganador, pero es indiscutible que hablamos de uno de los mejores delanteros del mundo y que el gol está completamente garantizado. Las incorporaciones de Pjanic y Lemina potencian un centro del campo que espera ansioso la recuperación de Claudio Marchisio. Y jugadores como Daniel Alves traen dosis de espíritu competitivo a un equipo obligado a dar mucha guerra en Europa.

Acercándonos un poco al modelo de esta nueva Juve de Allegri, las bases parece que están asentadas. La Juventus se desarrollará sobre el habitual -desde los tiempos de Antonio Conte- 1-3-5-2, con sus lógicas modificaciones en función de los momentos del juego (1-5-3-2 en transición defensiva). La línea de 3 centrales parece clara. Chiellini y Bonucci son fijos. La otra posición estará reñida entre Barzagli y Benatia (en los dos primeros partidos de liga jugó Barzagli, y en el último Benatia). Bonucci es la garantía de salida límpia desde atrás. El central italiano es excepcional sacando la pelota. Está en la élite de la posición. Chiellini y Barzagli complementan una línea de tres solida, con recursos para salir y para defenderse. ¿Debilidad? Las zonas laterales, No son malos en la defensa de los centros laterales, pero encuentran ciertas dificultades cuando tienen que defender por fuera. A los recursos de salida interior se le unen las opciones por fuera que protagonizan los carrileros. Daniel Alves/Lichtsteiner y Alex Sandro generan una alternativa bastante fiable para llegar arriba. Pjanic y Khedira generan apoyos exteriores cuando la Juve trata de salir por fuera. No son Claudio Marchisio ni guardan una relación tan estrecha con la pelota, pero son grandes conductores del juego. Khedira en eso es un genio. Recibe, conduce y rellena el área con una facilidad increíble. Pjanic, cuando no está realizando un apoyo por fuera, está bajando a la base de la jugada para iniciar. Lemina se escora -siempre en horizontal, uno de los fallos de interpretación del jóven mediocentro de la Juve (el concepto de apoyo, siempre en horizontal, tapando línea de pase y sin ofrecerla).


Una vez que la pelota alcanza una altura reseñable, ahí está Dybala. El genio argentino es la gran esperanza de la Juventus. Dinámico, rápido y su recurso más creativo. En estas primeras jornadas la ausencia de producción de juego en el centro del campo le obligaba a bajar demasiado, alejándolo de las proximidades del área, zona en la que Paulo Dybala es mucho más determinante. Su función quedaba limitada a conducir la pelota desde el centro del campo hasta arriba. Y una vez que llegaba, Mandzukic no se veía exclusivamente potenciado. El delantero croata es un recurso perfecto para el juego exterior + centro al área, e incluso para vivir como punta único y potenciar la segunda jugada, pero no para atacar el espacio. En esa tesitura, Pjanic ha conseguido calibrar, al menos en parte, esos defectos de la Juventus de Allegri. Se escora al perfil izquierdo para iniciar el juego, y junto a Khedira permite a Dybala recibir más arriba. Acorta el campo de acción del jugador argentino, que llega más fresco a los metros finales. Y en esos metros se encuentra con Higuaín, uno de los mejores delanteros del mundo interpretando el juego al espacio. Así se comporta la Juve con la pelota. Equipo con opciones variopintas para sacarla desde atrás, con opciones para salir en largo -Mandzukic-, con dos interiores que hacen de llegadores -esencial la recuperación de Marchisio para restaurar la pausa a un juego demasiado agitado-, con Dybala presente en los tres carriles del juego -esencialmente por dentro y en banda derecha, dejando más liberada la banda izquierda para la activación de Alex Sandro- y con Higuaín para atacar los espacios.

La Juventus es un equipo al que le gusta presionar arriba. Khedira es un recurso importante a la hora de adelantar la altura defensiva y excepcional tapando líneas de pase -no es Arturo Vidal, pero permite a la Juve camuflar un poco la ausencia del que ha sido durante años el motor de su presión colectiva-. Chiellini - Bonucci - Barzagli son jugadores intensos, pero no especialmente doctos para correr hacia atrás. Por eso la Juve, aunque le gusta presionar muy arriba, no rehusa al repliegue como buen equipo italiano, porque no se siente demasiado incómodo cuando defiende en área propia, contando con un genial intérprete del achique -Bonucci-.

Estos son los primeros signos de identidad de un equipo al que le falta el motor para empezar a desarrollar su estructura de dominio. Equipo rápido, con recursos para sacar la pelota, al que a veces le falta pausa, con dos buenos llegadores pero ausentes de carácter creativo, con un mediocentro al que le cuesta dominar las transiciones y con una brutal capacidad para llegar y cargar el área. Una de las mejores plantillas del mundo. Ahora solo queda que el balón eche a rodar y que el Sevilla sea capaz de neutralizar todas esas virtudes y explotar algunos de esos defectos.

Fotografías: MARCO BERTORELLO/AFP/Getty Images

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