Carlos Joaquín Correa es un joven (22 años) y hábil mediapunta criado en la cantera de Estudiantes de la Plata. Su trayectoria en Argentina fue tan corta como explosiva. La Sampdoria consiguió traerlo a Europa con solo 20 años, fiel ejemplo de la realidad del fútbol sudamericano, tan apresurado por la necesidad mercantil como incapaz de retener el talento emergente. Su poco más de año y media en la Sampdoria no ha sido especialmente espectacular. Ha dejado muestras de ese talento que ya se le intuía en Estudiantes, pero la realidad es que no ha terminado de romper, quizás condicionado un poco por un contexto no demasiado favorable.
Hemos hablado ya varias veces el perfil técnico de todos los nuevos jugadores del Sevilla. Se buscan futbolistas con un amplio dominio de la asociación y el pase corto, que sepan ofrecerse, que no regalen la pelota y que sean plenamente capaces de establecer entre ellos las correspondientes sinergias para que el juego fluya. Jugadores que sientan el juego de la misma manera, para que todo sea mucho más "fácil". Sampaoli tiene una idea en la cabeza y Monchi le está dando los instrumentos para desarrollarla. Hay talento, hay ganas de trabajar y hay materia prima para crear algo grande.
PREFACIO
A veces, aunque no nos guste, es necesario disociar dos momentos que en el fútbol son indivisibles (defensa y ataque) para poder estructurar el análisis. Mucho se está hablando de la "poca" capacidad defensiva de todos los nuevos fichajes del Sevilla, excepción hecha con Kranevitter. Se leen y escuchan, constantemente, sentencias cuestionando la posible falta de equilibrio ante la falta de especialistas defensivos.
El Sevilla ha cambiado por completo el libreto de sus aspiraciones. Nada queda del estilo con el que se alcanzaron los éxitos, Ha asumido una revolución que bien merece nuestra completa atención. El equilibrio no es una suma de defensores defendiendo y atacantes atacando sino un todo indivisible gestionado a través del orden. Y el Sevilla entiende que ha llegado la hora de ordenarse con la pelota. Se busca tenerla más tiempo que el rival. Posesiones de calidad. La disposición de los jugadores tendrá como primer objetivo el dominio espacial del juego, con la pelota como instrumento vehicular y fundamento del orden.
En este modelo se priorizan otros conceptos y se precisan otras demandas en la interpretación de la fase defensiva. Se busca desordenar con la pelota al rival con posesiones verticales y ritmo alto de circulación. Mientras se ataca, el equipo se prepara ya para el momento de la pérdida, con la pretensión de que, tras robo, el rival siga desordenado y la presión del Sevilla se facilite. No hacen falta centrocampistas que corran 15 KM por partido, sino ser capaces de estructurar una presión posicionalmente organizada que termine desencadenando en robo. Se trata de reducir el tiempo de los "momentos defensivos". Para eso es más importante la inteligencia que el pulmón.
PERFIL DEFENSIVO
Nos veíamos en la necesidad de aclarar esa demanda de equilibrio antes de entrar a analizar el perfil defensivo de Joaquín Correa. No es un futbolista de exagerado recorrido defensivo, pero mete el pie. Su análisis "defensivo" no merece más profundidad de la debida, pues los conceptos que hemos sido capaces de observar no son excesivamente complejos.
Es difícil transportar las capacidades de un futbolista a un análisis exhaustivo sin tener presentes el contexto. En la Sampdoria, Joaquín Correa estaba completamente liberado de obligaciones en el repliegue. Por ello, no es fácil determinar qué papel podría tener en Sevilla, toda vez que las exigencias en buena medida tendrán que cambiar, y siendo conscientes de la intensidad en la presión que demandan los equipos de Sampaoli.
Tucu Correa siempre se colocaba en el perfil izquierdo en transición defensiva, buscando proteger la banda de Dodo, pero también potenciar el contragolpe de la Sampdoria, como veremos en el apartado ofensivo.
Pese a que en la Sampdoria, como ya hemos dicho, se encontraba muy liberado de obligaciones defensivas (entendiendo estas como el repliegue intenso o la presión tras pérdida) no es menos cierto que el jugador de Tucumán exhibía en puntuales situaciones un talento defensivo que está lejos de ser el que se le reconoce. A su cierre del perfil izquierdo le tenemos que añadir constantes situaciones de achique lateral buscando robo rápido o generar superioridad defensiva en la zona. En las dos próximas imágenes (forman parte de una misma jugada) podemos comprobar cómo es capaz de achicar en banda para, segundos después, perseguir el desmarque de ruptura del atacante rival a la espalda de su lateral.
En la segunda secuencia vemos cómo abandona la posición de extremo una vez que no consigue el robo, y persigue al atacante rival para evitar que su desmarque de ruptura genere daño al sistema defensivo.
Joaquín Correa tampoco está exento de talento para el cierre de líneas de pase. Su escaso compromiso defensivo -más por necesidades colectivas a la hora de activar la contra que por vagancia- no va en contra de su capacidad para cerrar líneas y para saber posicionarse.
En la imagen anterior, Correa es capaz de cerrar dos líneas de pase para evitar la progresión lateral del rival. El mecanismo de actuación de Correa está bastante claro. En fases sin balón, se perfila por la zona izquierda, en repliegue alto. Cuando el rival llega a la altura del centro del campo, esa defensa pasiva se convierte en activa si este pretende progresar por banda derecha -izquierda de Correa-. Pressing y achique lateral buscando robo + contragolpe. Si el rival supera posiciones, Dodo sale para generar superioridad y Correa protege la espalda.
En un equipo que va a pretender defender con balón, Correa no desentona en modo alguno. Eficiente en la presión, intenso y rápido, y con soltura para gestionar las transiciones.
En el próximo artículo trabajaremos sobre su influencia en los principios defensivos, donde hay varios aspectos de vital importancia para alcanzar el máximo conocimiento del futbolista.
Comentar